Salud y Educación: camino a la felicidad
*Rebeca, 45 años, diagnóstico: artritis reumatoidea. Desde
la primera consulta, puedo darme cuenta que su vida es un caos emocional, en
parte por una relación de pareja muy difícil, pero por encima de todo, por una
estructura mental que le impide hacer cambios que la hagan realmente ser feliz.
Es “rígida”, obstinada, con baja autoestima, aparentemente de personalidad
fuerte, pero que aprendió desde pequeña a someterse ante la imagen masculina
sin protestar. Me doy cuenta de muchas cosas, y como siempre me pregunto, ¿ cómo
la puedo ayudar?
Desde la Sintergética puedo hacer que sus síntomas disminuyan, que el dolor
ceda; desde la Auto-observación podría lograr que se diera cuenta del origen de
su enfermedad, pero depende de ella enfrentarse a su sombra y reconocer que
allí está la solución a todos sus problemas. Pero no estoy segura de que esto pueda
ser fácil, pues reconozco patrones emocionales muy sólidamente establecidos que
son difíciles de cambiar en unas cuantas sesiones, y no creo que ella tenga la
capacidad económica para costear un tratamiento largo.
En éste punto de la historia, debo reconocer que soy
pedagoga hasta el tuétano de mis huesos. Siempre pienso cuando tengo un
paciente enfrente: “ qué le puedo enseñar? Qué lección tiene para aprender?” .
Y aunque eso a veces me trae problemas profesionales y personales ( no siempre
la gente que me busca como terapeuta quiere aprender… y mis hijas creen que soy
mala madre porque no les hago tareas ni les doy soluciones sino más preguntas…)
en ocasiones puedo sentir una inmensa satisfacción cuando veo ante mí una
persona que cambió su vida gracias a una lección, porque aunque no vuelva a
terapia, mi misión se cumplió.
Creo en la Educación. No sólo como actividad formal e
intelectual, sino como la respuesta a muchos de los males que aquejan a la
humanidad hoy en día.
Recordando a Rebeca y a muchos pacientes que han pasado por
mi consulta, siempre pienso que la solución está en la Educación. Sueño con el
día en que en los colegios y escuelas se dicte una cátedra de “Salud Emocional”,
donde enseñemos a los niños a ser conscientes de las emociones y cómo afectan
su cuerpo, dónde aprendan la mejor manera de expresar sus enojos, miedos y tristezas
diferente a reprimirlos o agredir a los otros y donde seamos capaces como
adultos de darles unos cimientos emocionales que en el futuro prevengan
enfermedades.
Yo no puedo cambiar los patrones emocionales negativos de
mis pacientes que los hacen enfermar, sólo puedo ofrecer las oportunidades
terapéuticas y educativas para que ellos realicen el cambio por sí mismos, y
acompañarlos en el proceso.
Pero esto sería más fácil si desde pequeños aprendiéramos a
reconocer éstos patrones heredados de nuestros padres y abuelos, y a medida que
crecemos lográramos desactivar los mecanismos que nos hacen reprimir y mandar
todo lo que no nos agrada para el inconsciente. Tal vez el resultado sería una
humanidad más sana y de pronto, más evolucionada, un ser humano menos egocéntrico
y dominado por su sombra y más un ser de luz.
La sombra, el inconsciente, el llamado ” cerebro reptil “ de Paul Maclean, son los hilos que dominan nuestra
vida sin darnos cuenta, nos “sabotean” trabajos, relaciones, sueños y lo peor
de todo, afectan nuestra salud y en últimas nuestra felicidad.
Aprender sobre ellos y descubrir cómo manejarlos es una forma
de ser más libres, y esto sólo puede hacerse a través del aumento en los
niveles de conciencia y del autoconocimiento.
Métodos y técnicas hay muchos, lo más importante es querer
hacerlo y buscar un camino. Para mí, uno de esos caminos siempre será la Educación.
*El nombre fue cambiado
Marcela Salazar
Fonoaudióloga
Sintergética
Facilitadora
Auto-Observación Neutro-consciente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario