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lunes, 12 de diciembre de 2016

CONSTELACIONES FAMILIARES

Comprendiendo el Modelo Sistémico

“Quien eres depende de tres factores: lo que heredaste, lo que tu entorno hizo de ti, y lo que tú has hecho de tu entorno y de tu herencia con tu libre elección “.
Aldous Huxley
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha buscado formas para solucionar el sufrimiento a todo nivel, lo cual ha dado origen, entre otras cosas, a la Medicina y a la Psicología, pasando por medicinas ancestrales, chamanismo y diferentes técnicas que han ayudado al hombre a recuperar la salud y el bienestar emocional.
Dentro de la Historia de la Psicología, el capítulo dedicado a Freud y el Psicoanálisis es muy importante, al revelarnos la existencia del inconsciente y sus contenidos, tema ampliado a su vez de manera profunda por Jung y sus discípulos. Entre ellos, el psiquiatra rumano J.L Moreno, creador del Psicodrama, como “método de psicoterapia en el cual los pacientes actúan los acontecimientos relevantes de su vida en vez de simplemente hablar sobre ellos. “ (1)
El método sistémico de las Constelaciones Familiares creado por el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger, proviene de las observaciones y experiencias a lo largo de su vida, y está enmarcado dentro de éste mismo desarrollo de la Psicología, al tener en cuenta diferentes teorías como el análisis transaccional, el psicodrama, la terapia Gestalt, la terapia Primal, la Hipnosis Ericksoniana, y por supuesto, el Psicoanálisis, entre otras.
El modelo Hellingeriano sorprende no sólo por tener en cuenta lo fenomenológico, sino por la forma en que analiza y descubre los orígenes de conflictos que se transmiten de generación en generación, y que dan origen no sólo a síntomas y enfermedades, sino también a muchas de las dificultades que vivimos los seres humanos al relacionarnos entre nosotros.
Siempre existen muchas formas de mirar una situación difícil, y entre más perspectivas podamos tener, más posibilidades tendremos de encontrar la solución. En este sentido, las Constelaciones Familiares nos proporcionan una mirada amplia y profunda, donde se tienen en cuenta esas memorias que llevamos en nuestros genes, y también la información que se ha ido modificando desde nuestra concepción gracias a lo que se ha conocido como Epigenética.
El modelo sistémico de las Constelaciones Familiares nos permite descubrir y buscar una solución a los mecanismos inconscientes que nos mantienen atados al sufrimiento, al revelar las características de las relaciones que tenemos con nuestros padres, en primer lugar, y luego con otros miembros de nuestro sistema familiar a los que en un mecanismo de “amor ciego” permanecemos unidos de manera inconsciente, intentando infructuosamente solucionar los asuntos que ellos no lograron o que les quedaron pendientes.
Tiene en cuenta unas leyes básicas que rigen a los Sistemas Familiares, y que Hellinger descubrió gracias a sus observaciones, llamándolas “Los Ordenes del Amor”, que se resumen en lo siguiente:
1. Ley de la pertenencia:
Todos los miembros de una familia tienen el mismo derecho a formar parte de esa familia, independientemente de quienes sean, cuándo hayan llegado o cómo se hayan comportado.
2. Ley de la jerarquía:
En un sistema familiar los miembros están ordenados según su llegada a la familia, teniendo en cuenta que los primeros ocupan un rango superior al de los que vengan después, y el respeto de esta jerarquía es esencial.
3. Ley del equilibrio:
Cualquier injusticia cometida con un miembro de una generación anterior, o cometida por un miembro de nuestro sistema, tendrá que compensarse con los actos de un miembro posterior de ésa misma familia. Esta ley dice que si un miembro de nuestro sistema no se responsabiliza de sus actos, otra persona lo hará por él en una generación posterior, repitiendo el castigo de generación en generación hasta la que la culpa sea atendida y expiada.
Esta ley es la que más dificultades produce, porque se manifiesta casi siempre de manera inconsciente cuando repetimos destinos difíciles de antepasados que muchas veces ni siquiera conocimos, ya que la conciencia colectiva del sistema familiar no permite que queden injusticias sin resolver.
Cuando hacemos una Constelación Familiar, estamos representando una imagen de nuestro sistema familiar (como una mezcla de fotografía y radiografía), que nos permite darnos cuenta de los mecanismos inconscientes que hay detrás de un síntoma, un conflicto, una situación difícil de nuestra vida, y nos da la oportunidad de vivirlo de alguna manera en un entorno terapéutico controlado y así poder tomar los caminos que nos ayuden a salir de patrones emocionales de dolor.
La experiencia de millones de personas en el mundo, (en la cuál me incluyo como paciente y como terapeuta), muestra como ésta simple imagen y la solución que se pueda encontrar posteriormente, producen cambios en muchos niveles de la vida de una persona, trayendo paz y felicidad a nivel individual y familiar.
En el siguiente artículo, exploraremos las principales implicaciones sistémicas y cómo pueden afectar nuestra vida, para seguir entendiendo ese intrincado pero maravilloso mundo de los ancestros y lo que llevamos de ellos en la biología y en el mundo emocional.
Marcela Salazar
Terapeuta integrativa
Referencias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Psicodrama (1)
Bourquin, Peter. “ Las constelaciones Familiares”. Ed. De2015
Liebermeister, Svagito R. “ Constelaciones Familiares: las Raíces del Amor”. Ed.Gulaab.2007

domingo, 20 de noviembre de 2016

sábado, 21 de mayo de 2016

¿Qué es ser Terapeuta Alternativo?

¿Qué es ser Terapeuta Alternativo?



Ayer escuchaba una conversación clásica (de las que llevo escuchando mucho tiempo) entre una persona escéptica de las ventajas de las Terapias Alternativas, y una especialista en el tema de la Terapia de las Constelaciones Familiares: “¿Y eso sí sirve? “, “ ¿Y cómo hace uno para saber qué terapeuta es bueno y cuándo es un fiasco? “, “¿Y qué relación tiene esa terapia con el concepto de Dios y la religión? “.

Eso me hizo reflexionar, pues aunque yo misma he contestado esas preguntas mil veces, me doy cuenta de lo extraño que es hablar de algunos de éstos temas ante personas que apenas están conociéndolos, y que tienen las inquietudes obvias de quién explora un mundo peligroso y desconocido, especialmente en un país donde todavía hablar de ciertos conceptos relacionados con la energía pareciera que es tabú, por un temor ancestral (a veces pareciera que genético...) a la Inquisición.

Y no es fácil. Muchas veces desde la teoría, no es fácil hablar de ciertos temas alternativos, especialmente cuando se encuentra uno con interlocutores que tienen una visión parcializada por pre-conceptos o experiencias negativas  y unas creencias muy arraigadas que les impiden acceder a conocimientos nuevos que rompen con los paradigmas establecidos por la ciencia y la Medicina Convencional.

Hace 20 años que transito por el mundo de las Terapias Alternativas, primero como paciente buscando soluciones a problemas de salud, y luego como estudiante de diferentes disciplinas que me permitieron cambiar drásticamente mi práctica profesional como Fonoaudióloga (Logopeda en España).

En los dos ámbitos, traía conmigo las frustraciones de problemas que no podía resolver con  los conocimientos de la Medicina o la Terapia clásica, y la imperiosa necesidad de aprender cosas nuevas que me permitieran avanzar en la senda de la salud y el bienestar para mí y para mis pacientes.

Primero de la mano de la Sintergética y su creador el Dr. Jorge Carvajal, descubrí un mundo de conocimientos donde se podían integrar perfectamente la neuroanatomía y neurofisiología (mi pasión desde la universidad) y otras ramas de la Medicina Clásica con las medicinas Tradicionales de culturas ancestrales como la India y China, así como los conceptos relacionados con la Bioenergética y algunas ciencias más modernas enmarcadas dentro de las teorías de la Física Cuántica. Allí encontré un punto de vista diferente para analizar los problemas de salud y herramientas prácticas para trabajar con mis pacientes además de la motivación para realizar un trabajo interior permanente que me ayudara a ser mejor persona y mejor terapeuta. Porque especialmente en ésta labor de intentar ayudar a otros, es imprescindible aprender a “bucear en el interior” , reconocer las debilidades, las creencias, la sombra de la personalidad, para que se disminuya al máximo la interferencia en la forma como se realiza la terapia.

Siguiendo en el camino, y ésta vez desde el campo de las Neurociencias, una nueva terapia, la Auto-observación Neutro-consciente (AONC) y su creador Jairo Villegas, me proporcionaron una forma práctica y rápida de conectar diferentes niveles cerebrales para poder desbloquear traumas, síntomas y problemas acumulados, con la ventaja de poderla enseñar fácilmente a las personas, promoviendo así la Auto-gestión en diferentes ámbitos de la vida personal y profesional.

A partir de ahí, la “paleta de colores”  de mi quehacer terapéutico (como la que utilizan los pintores para hacer sus obras) se fue complementando con varias técnicas que ayudan a manejar síntomas (como la Terapia Floral y la Hipnosis) y a encontrar el origen de problemas (como la Terapia de las Constelaciones Familiares) añadiendo cada vez más opciones de encontrar la forma de ayudar a mis pacientes, quienes tal vez de la misma manera como yo lo hice, buscan alternativas a sus caminos cerrados, síntomas no resueltos o frustraciones relacionadas con la práctica de la Medicina y la Terapia Clásica.

Como lo explicaba en la conversación ayer, hablar de la Terapia de Constelaciones familiares no es fácil al entrar en el ámbito de lo fenomenológico, aunque su desarrollo esté sustentado en conceptos  de la Psicología Clásica como el Inconsciente Colectivo (que viene del psicoanálisis Junguiano), la Teoría de los Sistemas o técnicas psicológicas como el Psicodrama, y el bagaje intelectual y de vida de su creador, Bert Hellinger, sea muy extenso; para entender realmente la terapia, hay que verla, hay que sentirla, hay que vivirla. Cuando logramos ponernos aunque sea por unos momentos en el lugar de otra persona, y sentir sus emociones, sus impulsos de movimiento dentro del sistema, o incluso sus síntomas físicos, o se pueden comprobar en la propia vida los efectos de la terapia, entonces es más fácil poder opinar sobre su efectividad o entender que hay terapias que funcionan, así las ciencias exactas no puedan todavía explicar cómo lo hacen.

Una de las creencias que se relacionan más con las Terapias Alternativas, es aquella que las ve como terapias “mágicas”; tanto opositores como seguidores, muchas personas piensan que hablar de lo Alternativo es hablar de magia, fenómenos instantáneos, curaciones milagrosas o elixires que con una gota te pueden curar una enfermedad que lleva años gestándose. Y no digo que no pueda suceder, porque a veces pasa, hay curaciones que son milagrosas, pero desafortunadamente, eso no pasa siempre, y las Terapias Alternativas, como muchas otras terapias, hacen parte de un proceso personal en el que se necesita paciencia, persistencia y muchas veces, un cambio de hábitos, para generar cambios significativos a nivel físico, emocional o mental.

Como persona y como terapeuta respeto profundamente las creencias a cerca de Dios y la religión que tenga cada uno y nunca he tenido un solo maestro o profesor que me hable en contra de ello. Por eso, jamás he encontrado que mi práctica terapéutica vaya en contra de los preceptos o creencias de Dios de las principales religiones, más bien al contrario, pues en los procesos terapéuticos hay personas que recuperan su relación con Dios si es importante para ellos.

Parte de mi labor como Terapeuta Alternativa es ver lo que el paciente no puede ver desde su punto de vista, enseñarle estrategias para descubrir el origen de sus síntomas o sus conflictos y acompañarlo en los procesos que tenga que llevar a cabo para mejorar su condición.

Yo no hago milagros. Los milagros los hacen las personas que con honestidad y valentía aceptan mi invitación para aprender a conocerse interiormente, a enfrentarse a sus miedos, sus culpas, sus limitaciones o sus traumas, para buscar una vida mejor y más feliz.

Y es entonces cuando el tiempo y dinero invertido en aumentar los colores de mi paleta, se ve maravillosamente recompensado al ver iluminarse repentinamente un rostro de un paciente (incluso después de las lágrimas) o al comprobar que después de un taller, una frase, una terapia con filtros, o una sesión de AONC, las personas dan un nuevo sentido a su vida.

Ahí verdaderamente, es donde está la Magia….


Marcela Salazar.



domingo, 22 de febrero de 2015

VIAJE INTERIOR

ESCUCHANDO AL NIÑO INTERIOR

A mi amiga Martha, quién me acompañó a crecer y ya de grande me recordó la importancia de cuidar de mi niña interior…

A todos aquellos “niños grandes”, cuyas heridas están esperando para sanar..



Un biplano rojo y un niño de 8 años, aparecen repentinamente en la vida del prestigioso y detestable asesor de imagen Russ Duritz .

Es la película “The Kid”, protagonizada por el actor Bruce Willis, en la que sin saber cómo ni por qué, y a punto de cumplir 40 años, éste hombre se encuentra cara a cara con el niño que fue, quien llega para hacerle ver que su vida es solitaria y vacía a pesar del éxito aparente que tiene.

“¿No soy un piloto? ¿No tengo una familia? ¡¿No tengo un perro que se llama Chester?! ¡Voy a ser un fracasado!”, son algunos de los reclamos que le hace el pequeño Rusty, quien poco a poco lo lleva a recordar momentos de la niñez que dejaron heridas profundas que marcaron la vida del adulto Russ, convirtiéndolo en un hombre cínico, irascible y con dificultades para relacionarse sentimentalmente.

Sin duda el guionista de ésta película también leyó a Richard Bach, especialmente su libro “Uno” donde explora el concepto de vidas y mundos paralelos, proponiendo una visión distinta del tiempo y el espacio y  creyendo en la posibilidad de comunicarnos con el ser que fuimos, darle lecciones, guiarlo o ayudarlo para que escoja un camino distinto del que nos trajo a la vida actual.

Si tuviéramos esa posibilidad, ¿Qué le diríamos a nuestro “Yo” de 8 años para ayudarlo a ser feliz? ¿Qué opinaría él de nuestra vida actual?

Mientras se descubre la máquina o la forma que nos permita viajar en el tiempo, es bueno tratar de descubrir quién es el Niño Interior, qué quiere y qué podemos hacer para dialogar con él de forma que nos ayude a ser felices en nuestra vida presente.

¿Quién es el Niño Interior?

La psicología y la neurociencia nos dicen que nuestro Arquetipo del Niño Interior está conformado por todas las creencias, experiencias y conceptos que se quedaron grabados en nuestro cerebro durante la infancia, en forma de pensamientos, recuerdos y sensaciones corporales muchas veces inconscientes, (la mayoría en nuestro Cerebro Reptil y en el Cerebro Mamífero, más que en el Humano, según la teoría de MacLean) pero que de alguna forma determinan quiénes somos en cada etapa de nuestra vida, las decisiones que tomamos y la forma como nos relacionamos con el mundo fuera de nosotros.

Pensemos un poco… ¿Cómo es en general un niño? Muchas veces inquieto, quiere saberlo todo, es irresponsable, soñador, auténtico, ingenuo, necesita sentir y vivir intensamente cada emoción, busca a toda costa el placer, lo que le gusta (se puede sentar a comer un paquete entero de dulces sin pensar en las consecuencias posteriores…), puede ser narcisista, espontáneo, tirano, no tiene límites para lo que quiere hacer… Puede lanzarse por una ventana con capa de superman, o subirse a un árbol sin pensar en que se puede caer… Y sobre todo, está muy necesitado de afecto.

De alguna forma, todos hemos querido ser héroes y princesas en algún momento de nuestra vida, siempre nos gusta ganar, y buscamos alejarnos de aquello que nos molesta, nos hiere o creemos que es un peligro potencial para nuestra felicidad.

Al niño no le gustan las críticas, las obligaciones, la rigidez o las normas de los adultos, porque son aburridas, pueden doler, pertenecen al principio de “No placer”. Nos aleja de todo lo que considera “malo”, pero a su vez es la fuente de donde provienen las ideas, la creatividad, los sueños nuevos.

Algunas personas dicen que su lugar preferido del cuerpo para habitar, es el corazón….

Para el niño pequeño, su primera referencia de seguridad y amor son los padres, a quienes idealiza, considera perfectos, dignos de imitar y cuya palabra es ley, y posteriormente el mundo se amplía a sus maestros y otras personas significativas en su mundo.

Pero tarde o temprano llega un momento de nuestra vida en el que descubrimos que la realidad es un poco diferente a lo que hemos soñado, los padres o adultos a nuestro alrededor también se equivocan, mienten, nos rechazan, nos pueden herir, podemos  ser o sentirnos abandonados y el muro de seguridad a nuestro alrededor se derrumba. Es lo que en psicología llaman un “Evento interruptor”, como aquel que marca una diferencia en nuestra vida emocional y que muchas veces preferimos sepultar en lo profundo del inconsciente para no sufrir, pero que siempre termina afectando de alguna forma nuestra vida adulta.

A medida que vamos creciendo, la vida nos enseña que ser niño no es bueno, y desarrollamos una necesidad imperativa de ser grandes, imitar a los adultos, “vivir la vida”, tener independencia, pero en una parte profunda del interior del cerebro, queda agazapado nuestro niño interior, esperando que le demos gusto y cumplamos todos sus sueños. Que volvamos a jugar.

Existen muchas cosas en la vida que hacen que los adultos perdamos la conexión con nuestro niño interior (para que no nos recuerde el sufrimiento,  las promesas rotas o los sueños sin cumplir), como el abandono, el maltrato (físico o psicológico), las frustraciones, los fracasos, todo aquello que nos sale mal, que dejamos sin resolver y mandamos para el inconsciente (como basura debajo del tapete), pero especialmente aquellas decisiones que de alguna manera traicionan nuestros ideales o sueños, que van en contra de lo que nuestro niño quiere pero que una parte de nuestra personalidad o la vida nos obligan a tomar.

Los traumas, el dolor, el rechazo, hacen que de alguna forma vayamos construyendo máscaras que nos permitan interactuar con el mundo, buscar aprobación y representar un papel que nos puede producir placer, pero que a la larga aumenta la desconexión con nuestro niño interior y su infelicidad.

Como terapeuta he visto los efectos catastróficos que un niño interior herido puede causar en la vida de un adulto, desde dolores y enfermedades físicas, hasta adicciones o problemas psicológicos que afectan la personalidad y la felicidad.

En el caso de las adicciones, es frecuente encontrar que el niño interior tiene un “pozo sin fondo”, un vacío que no se puede llenar nunca, y que de manera errónea el adulto trata de llenar con algo externo (cigarrillo, licor, drogas, juegos, trabajo, sexo, etc.) pero que al mirar la vida en retrospectiva tuvo su origen en la falta de afecto, atención o aprobación de uno de sus padres, o peor aún, de ambos.

Particularmente desde la AONC utilizamos ejercicios para conectar con el Niño Interior y poder saber qué quiere, cuando abrimos canales de conciencia que nos ayuden a expresar las emociones guardadas durante mucho tiempo, y cuando buscamos la forma de sanar eventos de nuestro pasado que se vuelven significativos en los bloqueos o enfermedades de nuestro presente.

Este tipo de ejercicios son la forma en que la Neurociencia nos ayuda a viajar en el tiempo, no para cambiar los acontecimientos que vivimos porque es imposible, pero sí la forma en que reaccionamos ante ellos, la manera en que vemos lo que nos sucedió, pues tener un punto de vista amoroso, sin juicios, neutral sobre lo que vivimos, nos ayuda a sanar y seguir adelante.

Comprender que nuestros padres o las personas con las cuales crecimos también fueron niños heridos, que no son perfectos, que también son o fueron “Seres en construcción”, es una forma de reducir o eliminar las consecuencias de los eventos que nos marcaron en la vida de forma negativa, y poder verlos como un aprendizaje y no desde el punto de vista de la víctima.

No sobra decir, que primero somos hijos que Padres, y las heridas sin sanar que cargamos como hijos, terminan por acumularse y afectar nuestra vida como padres, creando a su vez más heridas en un camino que no tiene fin, hasta que decidimos parar, mirar atrás y perdonar.

Muchas veces el fracaso en las cosas que emprendemos tiene que ver con un Niño Interior herido, pues él se asegura de protegernos del dolor o de las amenazas según lo que hemos vivido. Cuando nos sabotea tenemos que preguntarnos de qué nos está protegiendo, qué es realmente lo que quiere, y cómo podemos convertirlo en nuestro aliado para tener éxito y ser felices.

El niño interior quiere sentirse amado, aceptado, quiere la seguridad del “Hogar”, y en realidad somos los únicos que podemos indagar sobre sus heridas y establecer vías de comunicación que nos ayuden a sanar las emociones guardadas a lo largo de nuestra vida. Es un proceso que requiere valentía, enfrentar los miedos y dolores más profundos, esos que llevamos años ocultando, pero lo puedo decir por experiencia propia, el proceso de observar  y sacar a la conciencia tiene resultados muy satisfactorios y al final uno se siente caminando por la vida más liviano.

A veces las respuestas llegan fácil, a veces están sepultadas bajo toneladas de basura que hay que limpiar pacientemente, pero siempre el resultado es positivo, y nos sentimos mejor y más felices.

Cuando la tristeza nos embarga, la enfermedad se hace persistente, el fracaso es como una tonelada de peso que no nos deja avanzar en el camino, o nos cuesta trabajo establecer vínculos emocionales, es tiempo de buscar al niño interior, darle afecto en forma de las cosas que le gustan, invitarlo a jugar un poco, a soñar…escuchar sus quejas y reclamos.

Y si decidimos sentarnos tranquilamente a conversar con él en vez de combatirlo, tal vez podamos descubrir cosas interesantes como Russ, escoger un rumbo diferente en nuestra vida, y por qué no, cumplir finalmente algunos de nuestros sueños de niños…


Nota:
Para aquellos que quieran divertirse un rato y aprender de la inocencia de un niño, pueden ver “The Kid” o “Encuentro conmigo mismo” en el siguiente link.




 También podrán descubrir, por qué la luna llena a veces se ve anaranjada…
  

 Ahora los dejo, me voy a jugar…

                                                                            

Marcela Salazar










viernes, 23 de enero de 2015

Viaje Interior

EL EFECTO PIGMALION
“Profecía de la auto-realización personal”

“La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».” Robert K. Merton


El poeta romano Ovidio nos narra en su Libro X de "Las Metamorfosis”, el mito de Pigmalión. Éste era un rey de Chipre, además de un magnífico escultor, que permaneció soltero hasta que decide crear una bellísima escultura de la mujer más perfecta jamás imaginada. Es tan hermosa, que se enamora perdidamente de su obra, la nombra “Galatea”, la viste, la visita todos los días y la convierte  en su objeto de adoración, y en un festival en honor de Afrodita le ruega que le dé la vida. La Diosa cumple sus deseos, y Galatea se convierte en una mujer de carne y hueso, se casa con el Rey y tienen descendencia.

Este mito se utiliza en el ámbito educativo, para explicar cómo las ideas y concepciones que tengan los maestros de sus alumnos, influyen en el rendimiento escolar de los mismos, y se hizo evidente en un experimento realizado por el profesor de psicología Robert Rosenthal en colaboración con la directora de una escuela, Lenore Jacobson.

Ellos aplicaron una prueba de inteligencia a varios grupos de niños de primer a sexto grado, dividieron a los niños en dos grupos al azar y le dijeron a la maestra del primer grupo que tenía a su cargo estudiantes de coeficiente normal; a la del segundo grupo, le indicaron que sus estudiantes estaban situados por encima del promedio de inteligencia, por lo cual se podían esperar resultados notables en su desarrollo académico, pero ésta diferencia no era en realidad cierta, ni la prueba aplicada podía prever resultados académicos.

Al final del año volvieron a aplicar la prueba a todos los alumnos, y el resultado fue que los niños del grupo descrito como de coeficiente intelectual alto, habían mejorado mucho más su rendimiento que el otro grupo.

Las conclusiones del estudio explican que aunque los dos grupos tenían las mismas capacidades, si los profesores creían que un alumno era bueno, le estimulaban más a través del lenguaje no verbal, le ponían más retos, le daban más retroalimentación y más refuerzos positivos ante los resultados.

El Efecto Pigmalión también se usa para explicar cómo las ideas o expectativas que tengamos sobre nosotros mismos nos llevan a cumplir nuestro destino, al atraer a nuestra vida las personas o acontecimientos que cumplan los requisitos de nuestras propias “profecías”.

Como lo explica el sociólogo Robert K. Merton, “una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad”.

El ser humano es la suma de muchos factores; su historia familiar, las influencias de las personas con las cuales interactuamos a lo largo de nuestra vida ( maestros, amigos, jefes, colegas, familiares, etc) y por supuesto su visión del mundo, sus pensamientos, ideas y emociones, y a través de la alquimia de todos éstos elementos construimos quienes somos y cómo respondemos ante las circunstancias de la vida. Este resultado determina qué elecciones tomamos, qué camino elegimos, y al final,  condiciona nuestra propia felicidad.

Entender la influencia que tienen las personas que nos rodean sobre nosotros, y viceversa, hacer conciencia de cómo nos afectan las historias personales y manera de ver el mundo de los otros para nuestra propia vida, es un punto de partida para poder escoger qué queremos en nuestra vida de todo ese mundo de influencias que recibimos a diario, y a su vez, tomar conciencia de la forma como estamos afectando la vida de aquellos que nos rodean especialmente el caso de los niños, y mucho más cuando somos figuras de autoridad como Padres y Maestros.

“Somos aquello que pensamos”; si nuestros pensamientos giran en torno a la negatividad, el fracaso, la baja autoestima o los errores que hemos cometido en la vida, atraeremos a nuestra vida las personas y acontecimientos que confirmen esos mismos pensamientos, y el círculo vicioso nunca podrá cambiar.

Si traemos a la conciencia el origen de éstos pensamientos negativos, si descubrimos como detectives que intentan resolver un crimen dónde está el comienzo de la cuerda que nos hace movernos de nuestro camino como hilos invisibles de una marioneta, es posible que logremos cambiar un destino negativo, de fracasos, de infelicidad, por uno donde seamos capaces de cumplir nuestros sueños y disfrutar lo que la vida nos da, y además cambiar la vida de los que nos rodean al evitar transmitir la negatividad de nuestra propia mente.

Las personas que tenemos algún tipo de autoridad sobre otras, como es el caso de padres, maestros y jefes, tenemos la responsabilidad de conocernos interiormente, reconocer nuestras virtudes y defectos, avanzar y crecer como personas, para que la influencia que podamos ejercer sea la mejor posible, y podamos contribuir de manera positiva al desarrollo personal de aquellos que nos rodean .

¿Hacia dónde queremos ir en nuestra vida? De las expectativas e ideas que tengamos al respecto de nuestro futuro dependen los resultados que podemos obtener, y aquí hay que tener en cuenta la fuerte influencia que ejercen los contenidos del inconsciente, al actuar como hilos invisibles que nos mueven de un lado a otro del camino.

Yo creo que todos tenemos la capacidad de ser Pigmalión, podemos ser nuestros propios escultores creando una obra en particular que se llama nuestra propia Vida, en la que podamos poner las mejores virtudes, sueños, pensamientos, ser los pintores que le dan colorido, cuando escogemos nuestros pensamientos y desechamos todas aquellas influencias que no nos sirven para cumplir nuestras metas personales y nuestros sueños.

Una vez creemos nuestra Profecía, no nos olvidemos de pedir a la “Diosa del Amor” que bendiga nuestra creación, y recordemos siempre que la Voluntad es la fuerza más poderosa que existe en la naturaleza, cuando tenemos claro cual es la meta que queremos alcanzar.



Marcela Salazar