¿Qué es ser Terapeuta
Alternativo?
Ayer escuchaba una conversación
clásica (de las que llevo escuchando mucho tiempo) entre una persona escéptica
de las ventajas de las Terapias Alternativas, y una especialista en el tema de
la Terapia de las Constelaciones Familiares: “¿Y eso sí sirve? “, “ ¿Y cómo
hace uno para saber qué terapeuta es bueno y cuándo es un fiasco? “, “¿Y qué
relación tiene esa terapia con el concepto de Dios y la religión? “.
Eso me hizo reflexionar, pues aunque
yo misma he contestado esas preguntas mil veces, me doy cuenta de lo extraño
que es hablar de algunos de éstos temas ante personas que apenas están
conociéndolos, y que tienen las inquietudes obvias de quién explora un mundo
peligroso y desconocido, especialmente en un país donde todavía hablar de
ciertos conceptos relacionados con la energía pareciera que es tabú, por un
temor ancestral (a veces pareciera que genético...) a la Inquisición.
Y no es fácil. Muchas veces desde la
teoría, no es fácil hablar de ciertos temas alternativos, especialmente cuando
se encuentra uno con interlocutores que tienen una visión parcializada por
pre-conceptos o experiencias negativas y
unas creencias muy arraigadas que les impiden acceder a conocimientos nuevos
que rompen con los paradigmas establecidos por la ciencia y la Medicina
Convencional.
Hace 20 años que transito por el
mundo de las Terapias Alternativas, primero como paciente buscando soluciones a
problemas de salud, y luego como estudiante de diferentes disciplinas que me
permitieron cambiar drásticamente mi práctica profesional como Fonoaudióloga (Logopeda
en España).
En los dos ámbitos, traía conmigo las
frustraciones de problemas que no podía resolver con los conocimientos de la Medicina o la Terapia
clásica, y la imperiosa necesidad de aprender cosas nuevas que me permitieran
avanzar en la senda de la salud y el bienestar para mí y para mis pacientes.
Primero de la mano de la Sintergética
y su creador el Dr. Jorge Carvajal, descubrí un mundo de conocimientos donde se
podían integrar perfectamente la neuroanatomía y neurofisiología (mi pasión
desde la universidad) y otras ramas de la Medicina Clásica con las medicinas Tradicionales
de culturas ancestrales como la India y China, así como los conceptos relacionados
con la Bioenergética y algunas ciencias más modernas enmarcadas dentro de las
teorías de la Física Cuántica. Allí encontré un punto de vista diferente para analizar
los problemas de salud y herramientas prácticas para trabajar con mis pacientes
además de la motivación para realizar un trabajo interior permanente que me
ayudara a ser mejor persona y mejor terapeuta. Porque especialmente en ésta
labor de intentar ayudar a otros, es imprescindible aprender a “bucear en el
interior” , reconocer las debilidades, las creencias, la sombra de la personalidad,
para que se disminuya al máximo la interferencia en la forma como se realiza la
terapia.
Siguiendo en el camino, y ésta vez
desde el campo de las Neurociencias, una nueva terapia, la Auto-observación
Neutro-consciente (AONC) y su creador Jairo Villegas, me proporcionaron una
forma práctica y rápida de conectar diferentes niveles cerebrales para poder
desbloquear traumas, síntomas y problemas acumulados, con la ventaja de poderla
enseñar fácilmente a las personas, promoviendo así la Auto-gestión en
diferentes ámbitos de la vida personal y profesional.
A partir de ahí, la “paleta de
colores” de mi quehacer terapéutico
(como la que utilizan los pintores para hacer sus obras) se fue complementando
con varias técnicas que ayudan a manejar síntomas (como la Terapia Floral y la Hipnosis)
y a encontrar el origen de problemas (como la Terapia de las Constelaciones
Familiares) añadiendo cada vez más opciones de encontrar la forma de ayudar a
mis pacientes, quienes tal vez de la misma manera como yo lo hice, buscan
alternativas a sus caminos cerrados, síntomas no resueltos o frustraciones relacionadas
con la práctica de la Medicina y la Terapia Clásica.
Como lo explicaba en la conversación
ayer, hablar de la Terapia de Constelaciones familiares no es fácil al entrar
en el ámbito de lo fenomenológico, aunque su desarrollo esté sustentado en
conceptos de la Psicología Clásica como el
Inconsciente Colectivo (que viene del psicoanálisis Junguiano), la Teoría de los Sistemas o técnicas psicológicas como
el Psicodrama, y el bagaje intelectual y de vida de su creador, Bert Hellinger,
sea muy extenso; para entender realmente la terapia, hay que verla, hay que
sentirla, hay que vivirla. Cuando logramos ponernos aunque sea por unos
momentos en el lugar de otra persona, y sentir sus emociones, sus impulsos de
movimiento dentro del sistema, o incluso sus síntomas físicos, o se pueden
comprobar en la propia vida los efectos de la terapia, entonces es más fácil
poder opinar sobre su efectividad o entender que hay terapias que funcionan,
así las ciencias exactas no puedan todavía
explicar cómo lo hacen.
Una de las creencias que se
relacionan más con las Terapias Alternativas, es aquella que las ve como
terapias “mágicas”; tanto opositores como seguidores, muchas personas piensan
que hablar de lo Alternativo es hablar de magia, fenómenos instantáneos,
curaciones milagrosas o elixires que con una gota te pueden curar una
enfermedad que lleva años gestándose. Y no digo que no pueda suceder, porque a
veces pasa, hay curaciones que son milagrosas, pero desafortunadamente, eso no
pasa siempre, y las Terapias Alternativas, como muchas otras terapias, hacen
parte de un proceso personal en el que se necesita paciencia, persistencia y
muchas veces, un cambio de hábitos, para generar cambios significativos a nivel
físico, emocional o mental.
Como persona y como terapeuta respeto
profundamente las creencias a cerca de Dios y la religión que tenga cada uno y
nunca he tenido un solo maestro o profesor que me hable en contra de ello. Por
eso, jamás he encontrado que mi práctica terapéutica vaya en contra de los
preceptos o creencias de Dios de las principales religiones, más bien al
contrario, pues en los procesos terapéuticos hay personas que recuperan su
relación con Dios si es importante para ellos.
Parte de mi labor como Terapeuta
Alternativa es ver lo que el paciente no puede ver desde su punto de vista,
enseñarle estrategias para descubrir el origen de sus síntomas o sus conflictos
y acompañarlo en los procesos que tenga que llevar a cabo para mejorar su
condición.
Yo no hago milagros. Los milagros los
hacen las personas que con honestidad y valentía aceptan mi invitación para aprender
a conocerse interiormente, a enfrentarse a sus miedos, sus culpas, sus
limitaciones o sus traumas, para buscar una vida mejor y más feliz.
Y es entonces cuando el tiempo y
dinero invertido en aumentar los colores de mi paleta, se ve maravillosamente
recompensado al ver iluminarse repentinamente un rostro de un paciente (incluso
después de las lágrimas) o al comprobar que después de un taller, una frase,
una terapia con filtros, o una sesión de AONC, las personas dan un nuevo
sentido a su vida.
Ahí verdaderamente, es donde está la Magia….
Marcela Salazar.