TRAUMAS
EMOCIONALES: Una mirada a través de la Resiliencia
Un esposo(a)
que muere, un diagnóstico de una enfermedad difícil, perder el trabajo,
descubrir que la pareja es infiel, un divorcio, un accidente que te deja incapacitado, son
sólo ejemplos de los traumas que podemos sufrir a diario los seres humanos, y
que nos producen tal caos a nivel emocional que a veces tenemos la sensación de
que la vida no tiene sentido.
Son muchas
las historias que ilustran éste tema, pero quisiera compartir una muy personal:
la enfermedad de mi madre. A sus 76 años de edad y después de haber tenido un
infarto cardíaco, pequeños accidentes vasculares isquémicos y una Neuralgia del
Trigémino con sus terribles consecuencias, mi madre hizo un Accidente vascular
que le produjo una Anartria ( incapacidad para articular el lenguaje) y una Disfagia
( incapacidad para comer).
Habían
pasado tres días desde el accidente cuando la ví, pero mi cerebro de Fonoaudióloga ya tenía el
diagnóstico con los datos mencionados por teléfono. No podía expresarse
verbalmente, no podía comer ni beber, y tenía algo de debilidad en el lado
derecho del cuerpo. Pero a la media hora de estar con ella, logramos sacarle
una risa que no sonaba, una maldición que tuvimos que interpretar, y la palabra
“mamá” con gran dificultad. A partir de ahí, todos fuimos testigos de su increíble
lucha por recuperar las facultades perdidas, el humor particular que desarrolló,
sus ganas de vivir la vida hasta el último segundo, y una inmensa cantidad de
lecciones de vida que están grabadas a fuego en el corazón, y que nos siguen
trayendo enseñanzas aún después de su muerte dos años después.
Es el mejor ejemplo de la capacidad de Resilencia
que puedo contar, y que personalmente me hace desear que ésta capacidad se
pueda transmitir genéticamente.
La
Resilencia está definida como la “la
capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar
de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de
traumas a veces graves”, y hace parte de lo que se ha llamado Psicología Positiva.
Antes de esto, la Psicología consideraba los traumas como una
fuente de múltiples trastornos emocionales difíciles de superar e inevitables, y las
personas que se salían del esquema de reacciones predeterminado necesitaban ayuda. Hoy en día y
gracias a múltiples estudios se considera que hay personas que poseen la
capacidad de hacer un ajuste saludable a la adversidad y que no por ello
desarrollan trastornos psicológicos ( por ej. Avia y Vázquez, 1998; Bonanno,
2004).
Pero la pregunta que me hago es: ¿ qué tienen en común las personas
resilientes y qué nos pueden aportar como consejos de vida?
Los diferentes autores coinciden en lo siguiente:
*Tener flexibilidad para realizar cambios en la vida
* Tomar conciencia de la situación presente con sus aspectos positivos y
negativos, y utilizar éste análisis para reestructurar la forma de ver el
mundo.
*Reconstruir el sistema de valores
* Interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como una parte
más de la existencia
* Encontrar la lección oculta en toda circunstancia por dolorosa que
sea.
* Tener sentido del compromiso consigo mismo y con la evolución
espiritual propia
* Capacidad de ponerse retos personales
Y de mi cosecha personal como hija, hermana, esposa, mamá y terapeuta,
podría recomendar lo siguiente:
*Tomarse el tiempo y el espacio para vivir el momento: buscar
como dice Thomas Moore, una cueva
personal donde pasar la “Noche oscura del Alma”, y poder escuchar lo que el
alma tiene para enseñarnos de la circunstancia dolorosa que estamos viviendo.
* Observar qué se siente y dónde: como nos enseña la
Auto-observación, todas las emociones tienen su reflejo en el cuerpo, y
permitirnos sentir la rabia, tristeza, miedo, celos, dolor, etc, es una forma
de dejar que salgan a flote y no se queden en nuestro inconsciente generando
problemas.
*No caer en el papel de víctima: de nada nos sirve culpar a otros
o a la vida por las cosas malas que nos suceden, especialmente de situaciones
que no podemos cambiar. Lo único que podemos cambiar es a nosotros mismos y
nuestra manera de ver el mundo.
*Buscar apoyo: hay momentos
para estar en la “cueva” y observar, pero también es necesario encontrar
alguien con quien desahogarnos, no sólo por los buenos consejos que podamos
recibir sino porque a veces entendemos mejor los mensajes cuando somos capaces
de expresar verbalmente lo que sentimos. Adicionalmente, poder expresar de
alguna forma nuestros sentimientos nos ayuda a prevenir la aparición o el
agravamiento de síntomas.
*Consentirnos: cuando la vida está en crisis, necesitamos mucho
amor, y quien mejor que nosotros mismos para saber qué nos hace felices y qué
nos proporciona la alegría necesaria para sobrellevar un momento difícil. Si
uno no lo sabe, quizás sea un buen momento para descubrirlo.
*Conectarse con el alma: ella tiene todas las respuestas… Y
métodos hay muchos, de acuerdo con los gustos de cada uno: meditación, yoga,
ejercicio, música, pintura, manualidades…la clave es establecer una
comunicación donde podamos “voltear la mirada hacia adentro” y escuchemos lo
que el alma tiene para decirnos.
* Un pasito a la vez: vivir el día, disfrutarlo como si fuera el
único es una forma de hacer que la vida tenga un poquito del color que perdió
con el trauma.
*Valorar lo que tenemos: no concentrarnos demasiado en lo que
perdimos, y observar qué hay más allá del dolor y el sufrimiento. La mayoría de
las veces, nos sorprende lo que encontramos.
* Concentrarse en ése “algo por lo que vivir”: como nos enseña
Victor Frankl a través de sus experiencias en campos de concentración durante
la segunda guerra mundial, el hecho de encontrar un sentido a nuestra
existencia y aferrarnos a la vida que merece ser vivida, es la clave para
superar las peores circunstancias.
Y por último recordar, como dice Frankl en su libro “ El hombre en busca
de sentido”: Et lux in tenebris lucet.
Y la luz brilla en medio de la oscuridad…
Marcela Salazar G.
Lecturas
recomendadas: - Las noches oscuras
del alma, Thomas Moore
-El hombre en busca de
sentido, Víctor Frankl
No hay comentarios:
Publicar un comentario